top of page

Te lo digo porque, te amo.

Hola a todas y todos, quiero compartirparte de mi experiencia de vida.


Es increíble que, a mis 41 años de vida, todavía existan recuerdos que duelen de mi infancia, y no precisamente porque haya tenido una niñez horrible, sino por el contrario, fui una niña muy afortunada llena de amor, cuidados y privilegios por parte de mi familia; sin embargo, fui educada como muchos niños y niñas de mi generación, para agradar y reducir mis expectativas a las demandas de la sociedad, entre eso mi cuerpo.


Me acuerdo perfecto cuando en el Kinder no pude ganar la rifa para ser Reina, solo fui princesa y lo internalice como "seguro no soy tan bonita como la reina" e inconscientemente fue mi primer acercamiento a sentirme diferente a los demás, y sin querer, comencé a notar como las mujeres más cercanas a mí también se comparaban y notaban diferentes, se criticaban y se alentaban a cambiar sus cuerpos para ser más valiosas, el perder peso parecía algo divertido y necesario para ser mujer.


Cuidarse y evitar el pan, las galletas, los dulces, las papas, la comida chatarra, entre otros, es lo mejor que podíamos hacer para estar sanos y aunque en realidad no recuerdo que hubiera un señalamiento de mi familia hacia mi cuerpo, si recuerdo a mi mamá, abuelita y tías viviendo por un ideal de cuerpo, juzgando el propio como el de otros y restringiendo su comida. Y obviamente para mí como niña se volvió un patrón a seguir.


Pero no fue hasta la adolescencia cuando mi cuerpo cambio y se desarrolló, que mis familiares empezaron a señalar mi desarrollo, me mandaban a tapar porque me veía mal enseñando, algunos comentarios empezaron a surgir en torno a ser "mujercita", " tienes que cuidarte para no engordar, tu cuerpo debe ser bonito”, frases como cuida: lo que comes, como te sientas, como te agachas, como caminas, con quién andas, como hueles, como TE VES todo el tiempo, lo que los otros piensan de ti, tu REPUTACIÓN.


Ahora que soy mamá entiendo que esos mensajes eran desde el amor incondicional de mi Mamá, mi abuelita y mis tías que, de cierta manera, ellas también crecieron con esos mensajes y que solo estaban replicando lo que habían aprendido. Sin embargo, a muchos nos marcaron las pautas para tener conductas desordenadas con nuestros cuerpos, la comida y relaciones.


Y es aquí donde quiero poner el punto final, al menos en mi herencia milenaria donde el cuerpo de las niñas y niños, adolescentes y adultos, no deberían estar sobre cuidados y enaltecidos estéticamente. Quiero invitarte a cuestionarte lo siguiente: ¿Con qué ideas creciste sobre tu cuerpo y cómo tu familia y gente cercana se relacionaba con sus cuerpos?, ¿Con qué verdades creciste y en realidad son verdades incuestionables? y a partir de eso, ¿Cuál es la herencia que quieres dejar a las futuras generaciones?.


En mi caso, mi grito fue desesperado, porque en verdad ya no podía más, porque estaba enferma física, mental y espiritualmente, parecía que todo lo que creía verdad era inalcanzable para mí y más aún insostenible, ya no podía con las etiquetas de la perfección y la comparación, y fue ahí cuando vino a mi mente "Tal vez haya otra manera de vivir" "Tal vez no solo existo para pelear en contra de mi cuerpo y mi propia existencia".


Y descubrí que, si hay otras maneras de vivir, sin embargo, a pesar de que estas formas sean las más naturales y fáciles de realizar (en teoría), por el contrario, son las más difíciles de sobrellevar, porque como sociedad estamos condicionados a rechazar todo aquello que sea natural, ya que es difícil aceptar esas diferencias cuando vivimos con miedo a ser diferente, cuando hemos crecido peleando por encontrar un lugar de reconocimiento al exterior.


Finalmente, creo que esa necesidad de cambio está en todos nosotros, principalmente está en ti, y sé que tal vez te encuentras cansada o cansado igual que muchos de nosotros, pero hay una buena noticia, nunca es tarde para poner freno y cuestionarte: ¿Cuáles son tus verdades y cuáles son las verdades que la sociedad te hizo creer que son verdades? y lo más importante, no solo lo hagas por ti, hazlo por las generaciones que vienen detrás, les debemos un mundo con mucha más empatía, con mucho mas amor y con muchas más aceptación de nuestras diferencias. Pongámoselas más fácil, si tienes niños o niñas, si convives con ellos, no les dejes la misma herencia que te dejaron tus antepasados, aunque sea por amor a veces ese amor puede enfermar mucho.


bottom of page